Narrar en voz alta un relato a un niño supone una actividad de gran
valor intelectual, cognitivo y emocional, que todo padre o educador
debería poner en práctica cuanto antes. Además de todo esto, es una
magnífica forma de crear complicidad y de estrechar vínculos afectivos
entre unos y otros.
Aquí os dejo el cuento de "Los tres cerditos" con texto e ilustración.
“Educando en casa no hay un timbre que marque el ritmo de estudio. Uno no tiene por qué dejar una actividad con la que está disfrutando, en la que está concentrado, sólo porque se haya terminado la hora dedicada a esa materia. De hecho, ni siquiera hay materias en el sentido de asignaturas escolares. ¡EL MUNDO NO ESTÁ DIVIDIDO EN ASIGNATURAS!”
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